martes, 4 de enero de 2011

       Hoy ha tocado madrugar de nuevo. Como es habitual, noche supercerrada, pero la primera impresión al asomarme a la ventana fue como que si estuviese levitando, había una niebla que apenas se veía el suelo. Claro que también, desde un doceavo, no hace falta mucho para eso. Sólo faltaba que Jack el destripador se estuviese dando una vuelta por la acera.
      Como cada lunes (la diferencia es que era el primero del año), todo igual, la misma rutina, las mismas cosas, el mismo trabajo de cada día... Al menos la tarde ha sido más provechosa. Primero una fotografía diferente, para un regalo de Reyes distinto. Lo mostraré en su momento. Y después, he ido a aprovisionarme para nuevas pulseras de cuero. Ya las pondré cuando las tenga. Y vuelta al hogar, eso si, paraguas en mano, que la niebla matutina acabó convirtiéndose en buenos chaparrones.
      Y para rematarla, sólo a mi se me ocurre llamar para instalar el antivirus del adsl al ordenador. Más de una hora y pico ha llevado el dichoso trabajito... buuuuffffff. Al menos, ahora está todo bien protegido de virus... (se supone).
      Y así ha transcurrido el primer día laboral del año... o sea como los días de todos los años.

      !Nunca peor!

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