jueves, 23 de julio de 2015

Ar-Men


Hace poco descubrí la historia de este faro y me pareció alucinante.




El faro de Ar-Men (La roca en idioma bretón) es un faro situado en el extremo oeste de la Costa Altántica de Bretaña, en Finisterre (Francia). Fue construído en la roca del mismo nombre, para señalar a los barcos el límite occidental de la Calzada de Sein. Es un faro mítico debido a su ubicación aislada y alejada de la costa (7 millas náuticas a la Isla de Sein) y debido a las dificultades que entrañaron su construcción.


  El faro tiene 37 m de altura total, la mitad superior de la torre está pintada de blanco y la inferior de negro. Una cornisa rematada por una barandilla metálica corona la parte superior.

La roca de Ar-Men es la más occidental del arrecife, pero se descartó en un primer momento porque no era posible desembarcar en ella, y se llegó a la conclusión de que era imposible emprender una construcción en un lugar tan expuesto.

En 1861 hubo varios intentos de desembarco, pero todos fracasaron. En 1866, el patrón de la cofradía de marineros de la Isla de Sein logró alcanzar la roca y recoger una muestra. Además de poder calcular las medidas de la roca (7-8 por 12-15 m) y ver que tenía una superficie muy desigual y que asomaba como máximo 1,50 m por encima de la superficie del mar. En 1862 se lograron 7 arribajes con un tiempo total de permanencia en la roca de 8 horas en las que se perforaron 15 agujeros de 30 cm de profundidad. Las obras habían empezado.

La primera tarea de los constructores consistía en instalar un sistema de arribaje para permitir que las chalupas se acercasen, fijando a la roca anillas y pitones que permitieran engancharlas y que valían como agarraderas para los obreros, además de servir para la base de la construcción. Los obreros (entrenados para la ocasión) iban equipados con alpargatas para no resbalarse y con un cinturón salvavidas hecho de corcho. Trabajaban por parejas y a menudo tenían que hacerlo tumbados en la roca, agarrándose con una mano y manejando las herramientas con la otra lo más rápidamente posible mientras las olas les cubrían. Si una les arrastraba se mantenían a flote hasta que una de las embarcaciones presentes fuese a recogerlos para devolverlos al trabajo.
En 1867 se consiguió aplanar parcialmente la cima de la roca y perforar 40 agujeros más.

La construcción en si empezó en 1869. Al terminar la temporada de aquel año, tras haber logrado 24 arribajes que permitieron un total de 42 horas de trabajo consiguieron 25 m cúbicos de mampostería que afortunadamente seguían en pie al año siguiente.

Durante la campaña de 1870 sólo se lograron 8 desembarcos y 19 horas de trabajo en la roca.
La campaña de 1871 no fue mejor y la construcción sólo alcanzaba 3 m de altura.



En 1880, tras 12 años de trabajo, en dónde había que repetir trabajos con frecuencia, ya que las tormentas destruían o dañaban lo realizado el día anterior, las obras se dieron por finalizadas, y la primera luz fue probada el 18 de frebrero de 1881 por los cuatro primeros fareros que iban a habitar el faro. El 31 de agosto de ese año el faro fue encendido oficialmente.

Las obras de consolidación empezaron en 1897 y no fue hasta 1900 que se pudo considerar el faro de Ar-Men como terminado.

Durante todo este tiempo, un barco estaba siempre vigilante para rescatar a los obreros que eran arrojados al mar por el oleaje. Sorprendentemente hubo pocos accidentes graves, pero los incidentes fueron continuos.

Se convirtió en un faro legendario y fue apodado por los fareros como "L'enfer des enfers" (El infieron de los infiernos) debido al trabajo estresante que tenían que soportar los guardianes del faro. Se dice que el peor año fue en 1923. En ese año, el farero Fouquet permaneció encerrado 101 días en medio del temporal, aislado y sin provisiones, porque las olas eran tan altas como para sumergir completamente el faro y hacía imposible el atraque de cualquier embarcación.


Cuando el farero no estaba de guardia disponía de plena libertad, aunque disponían de pocas distracciones. Una de sus mayores aficiones era la cocina (son famosas algunas recetas de los fareros de Ar-Men), la pesca, la lectura o la radio.


En días de tormenta no se podía abrir ninguna ventana y era imposible permanecer en la galería superior, debido a la violencia de las olas y la fuerza del viento. Los golpes de las grandes olas sacudían todo el edificio y solían derribar todo lo que colgaba de las paredes, haciendo que estos períodos fueran realmente insoportables para los fareros.

Los últimos guardianes de Ar-Men fueron Daniel Treanton y Michel le Ru, que terminaron su servicio en abril de 1990, fecha en la que fue automatizado.

Una vez al año buzos especializados inspeccionan la base del faro.