Estas han sido unas vacaciones muy especiales, intensas y
muy disfrutadas.
Unas vacaciones en coche, a la aventura, con algún incidente,
pero estupendas y maravillosas, tanto que tantas semanas después, yo todavía no
me he centrado del todo.
He aquí mi versión...
Preparativos:
Siempre con la incertidumbre de si se puede o no ir hasta
casi el último minuto, como suele ser habitual en los últimos años, poco a poco
fui rescatando información (el blog que descubrí en el camino: “Viajeros Callejeros”
fue un filón y una fuente de inspiración) e ilusionándome, como me pasa siempre
antes de cualquier viaje de este calibre. En realidad, ante cualquier viaje,
tengo que ser sincera. Pero ya como una
semana antes, salvo imprevistos de última hora, si era ya un viaje muy real.
Era ya el momento de compras de última hora, revisión y lavado del coche,
hacernos con provisiones para el camino, maleta hecha una semana antes….
Y llegó el gran día.
Maletas llenas de ilusión
Día 1 – 5 de Septiembre de 2.015: Vigo-Bordeaux.
El despertador sonó a una hora poco habitual, son las 5 de
la mañana y en pie de un salto. Nada que ver con los demás días de la semana en
que el despertador suena a las 6 y no hay quien se levante. Con todo en el
coche desde la tarde anterior, las vueltas justas por casa y fuera con toda la
ilusión del mundo y sobre todo dispuestas a hacer muchísimos kilómetros.
Pequeñas paradas a desayunar, un café, un baño, hasta que ya nos centramos y a
tirar millas. Da mucha pereza salir de Galicia porque siempre es lo mismo, ¡hay
que conducir tanto hasta que ves que el camino avanza! Pero al final, casi sin
darnos cuenta llegamos a Irún. Última parada en el área de servicio antes de la
frontera (qué recuerdos del año pasado), paradita técnica, rellenar el depósito
antes de cruzar (en las autopistas francesas es bastante más caro, anda el
litro diésel sobre 1,24-1,25 €), un cafecito, los últimos mensajes con wifi y
de ahí, rumbo a Bordeaux.
Café en la última estación de servicio de Irún.
Este día pasó sin pena ni gloria, al llegar a Bordeaux,
sobre 1.000 Km hechos, nuestro hotel
estaba en Bordeaux-Lac, un “Premier Class” buscado de madrugada por Cris
que apenas durmió esa noche y con una habitación mínima y un tanto
claustrofóbica, pero para nuestra parada más que suficiente. Aunque ahí ya pudimos
comprobar que no había ascensor. Algo con lo que nos topamos con mucha
frecuencia durante el viaje.
Una vez instaladas, nada más que pensar en cenar y dormir.
Nos encontramos un McDonalds a la vuelta de la esquina y de ahí a dormir,
después del día tan intenso no podíamos pensar en otra cosa.
Mañana aún queda mucho.
Día 2 – 6 de Septiembre de 2.015: Bordeaux-Evreux.
No pude escoger peor día para una de mis migrañas, malísima,
náuseas, pero al final, estirando al máximo nuestra estancia en la habitación y
con mucha ayuda de Cris, nos pusimos en marcha pasadas las 11, que es la hora
de salir (nada que ver con las 8 de la mañana que habíamos planeado).
Más mal que bien empezamos el camino tiritando con el frio y
malísima a más no poder, y en una de las primeras áreas de servicio de la
autopista hicimos parada, para medicarse de nuevo y al fin funcionó. Aleluya,
porque nos esperan unos 600 Km hasta llegar a Evreux.
Nuestra parada para comer fue en un “Paul” de la autopista,
la verdad es que es todo riquísimo pero ya se va notando que los precios no son
iguales que aquí. De comida, una ensalada y una infusión (por esta última me
ventilaron 3 €) y a seguir camino.
La segunda metedura de pata del día, fue con el combustible.
En las áreas de servicio de la autopista anda la cosa sobre 1,24. Y según mis
fuentes de información, saliendo de la autopista ya empiezas a dar con
gasolineras mucho más económicas. Será por eso que caí de bruces en una en la
que el litro de gasoil salía a 1,59. Si, escribí bien. Vaya, que le puse 20 €
pelados y a ver qué pasaba al día siguiente.
En Evreux, nos esperaba el Kyriad Evreux La Madeleine. Es la
2ª experiencia con un Kyriad y genial, igual que en el de Metz del otro año,
aunque este no tenía ascensor.
Para cenar nos indicaron una zona comercial en dónde se
agrupan varios locales de comida. Por lo que vemos hay mucho esa costumbre,
agruparlos en las afueras. Al final terminamos en un Búffalo Grill que estuvo
genial.
Y a descansar que mañana realmente empezamos.
Día 3 – 7 se Septiembre de 2.015: Evreux-Suisse Normanda-Evreux.
Al fin ya parece que estamos de vacaciones. Muy cerca del
hotel nos encontramos un súper Leclerc, con gasolinera (a 1,08 €) y un lavado
de coches, así que, manos a la obra.
Hoy nos vamos hacia la Suisse Normanda. Pero nos llevamos
una buena decepción, porque no dimos con nada del otro mundo. Aunque por el
camino descubrimos un lugar precioso. Uno de los que más nos gustó en todo el
viaje.
Haras du Pin, son las caballerizas nacionales, también
llamado el Versalles de los caballos por su esplendor y arquitectura del S.XVII.
Nos metimos dentro y una chica que hablaba español nos estuvo explicando que
los caballos los tenían de vacaciones en unos pastos de otra zona, pues habían
estado participando en diversos certámenes. Una preciosidad. Lo recorrimos de
arriba abajo, sacando fotos a mogollón.
Haras du Pin
Y ya por la tarde, dimos con un pueblo de cuento,
Putanges-Pont-Ecrepin, con su puente decorado con macetas de flores y sus casas
preciosas. Ya de regreso vimos Domfront, con un templo neobizantino y casas de
entramado de madera. Prácticamente vacío, aunque no era muy tarde, las 7 de la
tarde, pero a esas horas ya vamos comprobando que apenas queda nadie en la
calle.
Ya en el regreso tuvimos el percance con la rueda del coche.
El gran susto del año. Pero afortunadamente salimos sanas y salvas de la
autopista. Aunque el susto no nos lo quita nadie y pensar que un problema de 1
segundo con una rueda te puede cambiar la vida…
Y cambio de planes, otra noche más de hotel en Evreux y
menos mal que nos indicaron que tenemos un concesionario de Renault casi detrás
del hotel. Menos mal.
Mañana a la faena.
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