Día 7 – 11 de Septiembre de 2.015: Caen-Beuvron-en-Auge-Bayeux-Mont Saint
Michel.
Hoy nos levantamos a las 6:30 de nuevo y sobre las 8 ya
estamos fuera. Hay que aprovechar el tiempo.
Al final nos limitamos a dar una vuelta por Caen en coche. Durante la guerra fue una ciudad golpeada muy duramente hasta que fue liberada por los canadienses. Después de estar mes y medio de batallas, quedó destruida en un 80%, con lo cual poco le queda antiguo. Un chateau en ruinas y dos abadías. El resto es todo ciudad de cemento.
Al final nos limitamos a dar una vuelta por Caen en coche. Durante la guerra fue una ciudad golpeada muy duramente hasta que fue liberada por los canadienses. Después de estar mes y medio de batallas, quedó destruida en un 80%, con lo cual poco le queda antiguo. Un chateau en ruinas y dos abadías. El resto es todo ciudad de cemento.
Después de recorrerla en coche vamos a ver un par de pueblos
más de la zona de Pays-d’Auge, zona de
campiña Normanda, queso camembert y sidra. También nos encontramos a nuestro
paso terrenos y terrenos enormes de manzanos. Tienen una sidra buenísima que
tuvimos ocasión de probar en Honfleur.
De repente, Beuvron-en-Auge, un pueblo de casas entramadas,
nos paramos a darnos una vuelta y casi vamos haciendo fotos de casa en casa.
Nos encantaría llevarnos un queso, pero son demasiados días sin nevera. Así
que, nos compramos una sidra, deliciosa.
Y ya desde ahí, cerramos una etapa y nos vamos hacía la zona
del Desembarco. Aquí hemos tenido un error de cálculo. Teníamos que haber
reservado 2 días para esta zona. Han quedado demasiadas cosas sin ver. Sitios,
que si tengo una nueva ocasión, me gustaría volver y verlos.
Lo primero que encontramos es un pueblo llamado Bénouville,
allí nos encontramos con Pont Pegasus y un Memorial (7,40 €). En la actualidad
el Pont Pegasus que hay es nuevo y una parte del original está en el jardín del
Memorial. Este fue, junto con Ste-Mère-Église, el primer lugar a donde llegaron
los paracaidistas aliados y donde fue liberada la primera casa.
Desde allí nos fuimos hacia la playa de Sword. Como nos
encontramos un puesto de hamburguesas y bocatas, nos aprovisionamos y nos
fuimos hacia la playa y allí, en recogimiento, nos los tomamos sentadas en unas
escaleras de bajada a la arena, y viendo el océano. Un lugar tranquilo en la
actualidad pero que no me quiero ni imaginar cómo tuvo que ser en aquellos
días.
En la playa de Juno hay una cruz de Lorena que señala el lugar en que el general Charles de Gaulle pisó tierra.
En la playa de Juno hay una cruz de Lorena que señala el lugar en que el general Charles de Gaulle pisó tierra.
Continuamos hacia las playas de Juno, Gold, Arromanches-les-Bains.
En este último pueblo siguen estando algunas de las
impresionantes ruinas del puerto artificial que fue remolcado desde Inglaterra
y que se conocen como Mulberries y que se usaron a modo de embarcaderos. También hay un museo del desembarco. En
realidad cada pueblo, tiene su propio museo, sería imposible pararse en cada
uno de ellos.
Nos vamos para Longues-sur-mer, para ver las baterías
alemanas que aún quedan allí. Leemos que podían alcanzar objetivos a 20 Km.
Seguimos hacia Bayeux, primera ciudad liberada sin apenas
daños, con el tiempo contado desechamos ir a ver su famoso tapiz de 70 metros (y
porque además, pensamos que ya debe estar cerrado) y nos vamos hacia el
cementerio británico a todo correr.
Nos encontramos con un camposanto
impecable, con una cadenita en la entrada y su mármol blanco. Su hierba impecable, una losa de mármol a la
entrada con una inscripción “Their name liveth for evermore” y sus lápidas de mármol blanco con unos datos
y un breve epitafio en cada una de ellas. Hay 338 lápidas de soldados
“conocidos solo por Dios”. De nuevo, gracias, gracias y 4868 veces gracias.
Al salir, dando la vuelta en la rotonda, nos encontramos de frente con una lápida, de repente vemos el nombre: Robert Capa, fotógrafo de las imágenes legendarias del desembarco.
Salimos hacia la playa de Omaha, la sangrienta Omaha. Encima de la playa está el cementerio estadounidense de guerra más grande de Normandía, pero para chasco, está cerrado. Yo ya vi el cementerio americano en Luxemburgo y es impresionante. Este que es casi el doble no me quiero imaginar ni cómo será. Contiene 9.387 tumbas y un monumento conmemorativo por otros 1.557 soldados que nunca aparecieron. Como anécdota, en el están enterrados los hermanos que dieron pie a la película “Salvar al Soldado Ryan”.
Son las 7 y lleva cerrado desde las 6. Así que nos vamos a ver un poquillo la playa desde un alto porque ya tenemos que ir marchando. Allí hay un obelisco con infinidad de nombres, y al regreso me encuentro una peana con una placa haciendo mención al único gallego y español fallecido durante el desembarco.
Al salir, dando la vuelta en la rotonda, nos encontramos de frente con una lápida, de repente vemos el nombre: Robert Capa, fotógrafo de las imágenes legendarias del desembarco.
Salimos hacia la playa de Omaha, la sangrienta Omaha. Encima de la playa está el cementerio estadounidense de guerra más grande de Normandía, pero para chasco, está cerrado. Yo ya vi el cementerio americano en Luxemburgo y es impresionante. Este que es casi el doble no me quiero imaginar ni cómo será. Contiene 9.387 tumbas y un monumento conmemorativo por otros 1.557 soldados que nunca aparecieron. Como anécdota, en el están enterrados los hermanos que dieron pie a la película “Salvar al Soldado Ryan”.
Son las 7 y lleva cerrado desde las 6. Así que nos vamos a ver un poquillo la playa desde un alto porque ya tenemos que ir marchando. Allí hay un obelisco con infinidad de nombres, y al regreso me encuentro una peana con una placa haciendo mención al único gallego y español fallecido durante el desembarco.
Imposible llegar ya a Pointe du Hoc, a la playa de Utah, al
gran cementerio alemán de la Cambe y a Ste-Mère-Église. Demasiadas cosas sin
poder ver. Indudablemente nos hacía
falta otro día más aquí.
Desde luego, me gustaría mucho volver y poder ver más
detenidamente toda esa zona. Se lo merece.
Así que, con el tiempo pegado, salimos volando de nuevo
hacia Mont Saint Michel. Llegamos a las 9, noche cerrada, de pronto nos
encontramos con una barrera. Algo que no habíamos tenido en cuenta, que
estuviese cerrado. Intentamos llamar por teléfono, y un pequeño caos, pero al
final, guiándonos por el Monte, completamente iluminado, alcanzamos una barrera
abierta. Así que, pa’dentro, y entre que no encontrábamos el hotel y estábamos
superperdidas, nos plantamos en la mismísima base del Monte. Al final, un
conductor de los shuttles, nos indicó dónde estaba nuestro hotel y nos vamos corriendo
a hacer la entrada.
Nuestro alojamiento está cruzando el puente, “Hotel Le SaintAubert”. La verdad es que está fantástico, aunque tampoco tiene ascensor, ya
empieza a ser costumbre. Grrrrr.
Los shuttles son gratuítos y pasan cada 10 minutos, así que,
dejamos las cosas en la habitación y a las 10 ya estamos en la calle de nuevo
esperando por uno. Noche cerradísima, pero cuanto más se acerca a nuestro
destino y ya con la tranquilidad que tenemos de tener cama garantizada, aquello
se muestra impresionante y majestuoso ante nuestros ojos. Ya no sabemos ni desde que ángulo hacer fotos.
Y parando a cada paso (podéis creerme), cruzamos la puerta y nos metimos en el
recinto amurallado. Directamente parece que haces un viaje en el tiempo. Lo
“malo”, es que ves que en cada puerta hay o un restaurante o una tienda. Está
todo enfocadísimo al turismo. Y es realmente de lo que viven. Nos vamos Grand
Rue arriba, pero ya estamos tan cansadas que enseguida damos la vuelta.
Mañana nos espera la Abadía, así que, a dormir y descansar
que falta nos va a hacer.
Pues yo ya ni me acuerdo de la mayoría de las cosas.
ResponderEliminar¡Qué desastre!
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