jueves, 25 de febrero de 2016

Vacaciones 2015 en Francia - 7ª entrega

Día 9 – 13 de Septiembre de 2.015:   Mont Saint Michel-Dinan-Dinard-Saint-Maló.

Hoy estamos a Domingo. Casi sin darnos cuenta ya llevamos una semana en el país. Una semana dedicada por entero a Normandía. Y aunque el reloj tocó tempranillo nos hicimos las remolonas y hasta las 9:00 o así no nos pusimos en marcha. Ya empezamos a acusar el cansancio.
Desayunamos, llevamos todo al coche y nos fuimos a un mirador que hay antes del puente y que aún no habíamos visto. Desde allí unas vistas inmejorables del Monte.

Qué trabajo da irse de aquí. Es de los lugares más bellos que he visto y parecía que siempre te llamaba para que volvieses atrás, para volver la vista atrás. Toda la vida ha estado en mi casa una cajita que vino de aquí, hace la tira de años, tantos o más de los que tengo yo, y desde aquella siempre quise conocerlo, pero siempre me pareció que estaba tan lejos. Al fin, otro sueño cumplido.
Así que, dándose la vuelta una vez cada dos pasos, vamos avanzando el camino. Y ya lo que nos queda es entrar a fisgar en las supertiendas de recuerdos que hay en esta zona. Y como no somos de piedra….no hacen falta más comentarios. Nos hacemos una comida frugal y ya nos vemos con fuerza para abandonar el Monte Saint Michel y Normandía.
Y ya no queda más remedio que decir “Adiós Normandía”, “Hola Bretaña”.


En apenas 20 Km el paisaje dio un cambio tremendo. 


De repente, de pasar de terrenos llanos y con unas extensiones de maíz gigantescas, hemos pasado a … directamente una carretera cualquiera del interior de Galicia. Me parecía mentira cuando oía contar a la gente que estar en Bretaña era como estar en Galicia. Pero tengo que darles la razón. Toda la razón del mundo. Pasamos por Combourg, de dónde era natural Chateaubriand,


Casi sin darnos cuenta llegamos a Dinan. Encontramos un aparcamiento en pleno centro, con sitio y gratis al ser domingo (la verdad es que estamos teniendo mucha suerte con los aparcamientos). A través de un pasadizo nos metimos de lleno en la zona antigua. Lo primero que vemos, la torre del reloj y ¡un tablero de ajedrez en el suelo!

 

 












Pasamos a la calle principal y aquello era precioso. Una ciudad empedrada, toda humedecida pues había estado lloviendo  y que me recordó muchísimo a Santiago con sus soportales. Nos metimos en una cafetería a tomar un cafecillo para espabilar (a buen precio, viendo blogs me habían asustado) y para la visita de turno a los aseos. Algo que me llama la atención por aquí, es que no suele haber más que un aseo. Para hombres y para mujeres. Y siempre están impecablemente limpios. Algo que tenía que ser tan normal, me ha parecido superasombroso.

Y de repente olía genial en la calle. Nos tropezamos con una tiendecilla que vendía piedras aromatizadas y un montón de cosillas que fue un pecado dar con ella. Sin comentarios, jejeje.
De pronto se puso a llover y de buena gana, y como ya habíamos visto todo el centro, pensamos que era buen momento para ir por el coche e ir hacia la parte baja.
Precioso, la zona del puerto. Callecitas con un montón de estudios de pintura y de galerías de arte. De cuento.

Desde ahí, nos fuimos para Dinard, dónde estaban con su famoso festival de cine británico. Nos acercamos hasta la playa y allí nos encontramos una estatua de Alfred Hitchcock con sus cuervos, y otro tablero de ajedrez de suelo.







Y ya desde ahí nos vamos hacia Saint Maló, que es dónde tenemos nuestro alojamiento de esta noche. El “B&B Saint Maló” Lo malo es que la dirección de Gps debía estar mal que nos hartamos a dar vueltas hasta que conseguimos encontrarlo. De momento, el primero en 8 días que tuvo ascensor. Ni siquiera tuvimos llave, nos dieron un código y con el abríamos la puerta. Muy estilo cajón, pero bueno, fue confortable, así que, a descansar para mañana.

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