sábado, 27 de febrero de 2016

Vacaciones 2015 en Francia - 9ª entrega

Día 11 – 15 de Septiembre de 2.015:   Plounévez Lochrist-Lampaul-Guimiliau-Guimiliau-St.Thégonnec-Roscoff-Brest-Coray

Después de pasar la noche lloviendo, hoy amaneció un día completamente azul. Siguiendo nuestra rutina de los últimos días, de nuevo hay que encajar todo en la maleta y luego en el maletero. Con el paso de los días este temita ya va cargando un poco, pero bueno, como me decía alguien: ¡¡¡la dura vida del viajero!!!


Hoy tenemos el desayuno incluido, genial. Cuando pasamos al comedor, tenemos la mesa puesta, preciosa, con nuestro zumo de naranja, las jarritas, crepes, croisans, pan, ahhhh, allí había de todo. Un desayuno delicioso, acompañadas por ratos, del baby de la casa, ¡más majo!



Y con la pena de irnos de esta casa tan guay, ponemos rumbo hacia la zona de los Enclos Paroissiaux  (recintos parroquiales).  Se caracterizan por tres partes que coinciden en todos ellos: el arco de triunfo con unos escalones por donde se entra al recinto sagrado, un calvario que representa escenas de la Pasión y un osario junto al pórtico de la iglesia). Así que, allá vamos, hacia Lampaul-Guimiliau, nos encontramos con una iglesia muy curiosa, con algunas características comunes en todos ellos, como las vigas, y siempre acompañadas de esas vidrieras tan bonitas, que con las mañanas tan luminosas que solemos tener, hacen un efecto precioso en la piedra. Después fuimos a Guimiliau y por último a St. Thègonnec. Casualmente empezamos por la más “poquita cosa” y según fuimos avanzando nos encontramos con iglesias y calvarios cada vez mayores y más vistosos.







 Dimos una vuelta por Morlaix, dónde lo más característico es su viaducto y nos acercamos a ver la iglesia de Saint Melanie, con su cúpula estrellada.












Luego ya nos fuimos para Roscoff, en dónde ya aprovechamos para comer un par de galettes. Ahí ya vamos descubriendo que a mi me gustan y que Cris ya está hasta el gorro de ellas. Este pueblo se caracteriza por los Johnnies, vendedores de cebollas rojas que pasaban en barca a Inglaterra y vendían las cebollas en sus bicis. Aunque leemos que siguen existiendo no vemos nada que se le parezca. Nos damos un voltio por el pueblo y al final, vuelta al coche.






Nuestro siguiente destino es Brest. Lo malo es que se ha puesto una tarde malísima de lluvia y al llegar a media tarde, aquello acabó siendo un caos. Nuestra idea era ir a la costa, hasta Le Conquet, para poder ver la Ile d’Ouessant, pero aquello fue imposible, así que, optamos por dar vuelta e ir en busca de nuestro nuevo alojamiento. Además, con el día tan cerrado que quedó, posiblemente al llegar a la costa no viésemos nada de nada.

Hoy volvemos a parar de Chambre d’Hote, la “Chambre d’Hote de Coray". Sin mucha dificultad damos con el sitio, la finca se llama "Greenwood" y tras atravesar su portal y toda aquella zona frondosa, medio anocheciendo y lloviendo cada vez más, aquello parecía el escenario de una película de miedo. En unos metros, de repente un claro y la casa.

Nos abre la puerta una pareja y es el chico (súper parlanchín) el que nos lleva para la parte de atrás para indicarnos nuestro alojamiento. ¡Qué diferente es respecto al que dejamos esta mañana! Todo bastante antiguo, enchufes que no funcionan, llaves de la luz que no encienden, un armarito todo forrado de rojo por dentro y un calefactor en el baño, porque lo que si notamos es que hace bastante frio dentro de esta vivienda. Y problemas para cerrar con llave la habitación, qué resulta que aquí hay que subir la manilla para que cierre. Qué cosas más raras. Y como no hay ni tele para ver, y estamos rendidas, poco menos que un yogur y a la cama. A ver si hay suerte y amanece un día mejor, porque queremos ir para la costa.

Hasta mañana.

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