Toca la alarma a las 7 de la mañana, nos arreglamos, las
últimas fotos a la estación (que a Cris le encanta) y al coche.
Parada en el
súper para aprovisionarnos para el camino, llenar el depósito, ya que en la
autopista es una clavada y buscamos la salida hacia la autopista, vamos hacia
Le Mans y de ahí en adelante, nada más que tocan kilómetros y más kilómetros,
Tours, Poitiers, Limoges, Toulouse, Foix. Un montón de horas, con las paradas
justas en las diversas áreas de servicio y siempre rumbo al sur. Cuando ya
faltaban menos de 2 horas nos sorprendió la noche (sobre las 20:15h). ¡Qué
temprano! Y justo ahí, empezaron las complicaciones. Se terminó la autopista y
al poco ya empezamos con la carretera de montaña. Hasta ahí, bien, lo malo es
que toda aquella zona estaba de obras, así que, desvíos por todos lados y nos
tocó tragarnos todo el puerto a poco más de 50 Km/h, ya que estaba toda la
carretera levantada. Una tortura. A esto le sumamos que ya pasaban de las 9 de
la noche, al pasar por los pueblos estaba todo cerrado, ni una gasolinera dónde
poder parar y para una que nos encontramos era de las de pagar con tarjeta y no
nos la admitía. Ni combustible ni baño. Vaya final de camino más malo pasamos
hasta llegar a la frontera.
Cuando entramos en Andorra nos topamos de bruces con un
túnel, ¡qué ilusión!, por algo más de 2 km nos cobraron 6,60 €, pero nos
libraron de 15 km de puerto, casi en la reserva y en dónde yo ya no podía más.
Afortunadamente a la salida ya localizamos gasolinera, por encima, superbarata,
qué contraste con los precios de Francia, aunque sin nadie en la calle, eso no
cambió. Y ya el remate, fue que siguiendo las indicaciones del navegador, nos
mandó por otro puerto, el enésimo, cuando luego descubrimos que había otro
camino sin tanta curva, hasta llegar a Ordino.
Lo mejor fue al llegar. Como pasaban de las 10, ya no había
nadie en el “
Hotel Ordino”, pero teníamos el código para abrir la entrada e
indicaciones dentro para instalarnos. Una habitación enorme, calentita (fuera
estábamos a 5 grados), cama gigante y cómoda. Y lo mejor, que mañana no habrá
despertador.
A dormir.
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