Día 10 – 14 de Septiembre de 2.015: Saint-Maló-Costa Esmeralda-Tréguier- Plounévez
Lochrist.
Son las 7 de la mañana. Ya se nota que vamos relajando un
poco los horarios. Se acusa el cansancio. Hoy tenemos desayuno en el hotel, a
volonté, así que, nos ponemos las botas, jajaja. Lo que si vemos es que venir con mascota cuesta un "güevazo",
Y como tenemos ascensor, no llegamos deslomadas al coche y nos vamos a ver la city. Pero nos enredamos dentro (de la ciudad amurallada) de tal forma y entre las vueltas que dimos y la dificultad para aparcar, acabamos rindiéndonos y buscamos la salida.
Y como tenemos ascensor, no llegamos deslomadas al coche y nos vamos a ver la city. Pero nos enredamos dentro (de la ciudad amurallada) de tal forma y entre las vueltas que dimos y la dificultad para aparcar, acabamos rindiéndonos y buscamos la salida.
De repente, una barrera bajada a la entrada de un puente,
¿qué pasa? Pues que el puente se está moviendo para que pase un velero por el
medio de la carretera. O_o
Nos fuimos bordeando la Costa Esmeralda hasta que llegamos a
Paimpol dónde hicimos una breve parada en el puerto, pero como veíamos que el
tiempo empezaba a empeorar nos fuimos hacia la zona de la Ile de Brehat.
Así que, como en otras ocasiones, comimos por nuestra cuenta (o sea, en el coche) con una vista excepcional: el archipiélago de Brehat. Supo a gloria.
Ya por la tarde nos fuimos para Treguier, nos encantó. Una
catedral estupenda, llena de vidrieras y donde veneran a St. Yves, casitas de entramado de madera de nuevo
y como en otras ocasiones, se nos fue un mogollón de tiempo allí.
Y ya desde ahí, y viendo que el tiempo se ponía cada vez más negro, ya nos fuimos a buscar nuestro alojamiento de esta noche.
Un
montonazo de islotes y la propia isla que se puede visitar en ferry, pero que
hoy no está el océano para muchos paseos. Semejante ventolera y frio que hacía,
y cuando caía el chaparrón, mejor que pillase a resguardo.
Así que, como en otras ocasiones, comimos por nuestra cuenta (o sea, en el coche) con una vista excepcional: el archipiélago de Brehat. Supo a gloria.
Y ya desde ahí, y viendo que el tiempo se ponía cada vez más negro, ya nos fuimos a buscar nuestro alojamiento de esta noche.
Hoy, la opción fue diferente, una “Chambre d’Hote” en vez de
un hotel. Según booking, es enorme, mide 40 metros cuadrados, tiene hasta
vestidor, y va con desayuno incluído, así que, vamos a probar suerte, a ver que
tal.
Es la “Chambre d’Hote de Frédé" en Plounévez-Lochrist. La recomiendo
encarecidamente a quien quiera ir por allí.
El Gps lo llevó más o menos, pero al final la encontramos. La dueña encantadora y muy amable. Y cuando nos enseñó nuestro “cuarto” no dábamos crédito. Una habitación enorme, aparte de bonita, con una mesa y su tetera e infusiones. El cuarto de baño con ducha y bañera. Aparte, el aseo. Un vestidor y el pasillo. Y teníamos el desayuno incluído. En fin, que no nos lo creíamos. Y de piso bajo, así que, adiós escaleras. Mejor imposible.
Y con el ruido de la lluvia en el tejado, nos quedamos fritas.
El Gps lo llevó más o menos, pero al final la encontramos. La dueña encantadora y muy amable. Y cuando nos enseñó nuestro “cuarto” no dábamos crédito. Una habitación enorme, aparte de bonita, con una mesa y su tetera e infusiones. El cuarto de baño con ducha y bañera. Aparte, el aseo. Un vestidor y el pasillo. Y teníamos el desayuno incluído. En fin, que no nos lo creíamos. Y de piso bajo, así que, adiós escaleras. Mejor imposible.
Y con el ruido de la lluvia en el tejado, nos quedamos fritas.
Mañana más y mejor.
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